Y., una persona sin hogar en Granada, observa cada mañana la foto de un escaparate del centro
Lunes santo, 8 de la mañana.
En una de las calles céntricas de Granada me cruzo con Y., un joven que lleva unos 4 años viviendo en las calles de esta ciudad. A veces me lo encuentro desorientado y otras lúcido, pero siempre con rostro cansado deambula de un barrio a otro en esta ciudad, que no es la suya.
Es lunes santo, Y. se cruza ante mí y se para en el escaparate de una peluquería de la calle Tejeiro. Un escaparate simple, pero romántico, que no muestra imágenes de modelos con cortes de pelo modernos, sino un cuadro con la foto de una playa.
Y. cruza la calle con decisión y va directo a observar aquella imagen, donde se para como quien admira cada detalle de “El Jardín de las Delicias” en el Museo del Prado. Pasan varios minutos eternos mientras yo le observo a él con admiración. Ajeno a todo Y. se pierde en esa playa paradisíaca y durante esos minutos se olvida de que anoche durmió en un soportal del barrio del Realejo.
Cuando se va, decido acercarme y seguir sus pasos, admirar su imagen y soñar sus sueños. Las luces juegan conmigo y me reflejan la respuesta: una señal de prohibido se cuela en la imagen y entonces lo entiendo todo.
A pesar del golpe de realidad, con su imagen soñadora empieza mi semana santa, en un año en el que la terrible e injusta guerra de Ucrania copa la actualidad. Hoy, millones de personas buscan refugio en Europa mientras nuestro amigo Y. observa la playa desde un escaparate en Granada.
Hay muchos tipos de sinhogarismo y como estamos viendo las últimas semanas, las personas solicitantes de asilo, que a sus espaldas traen miedos, muerte o dolor, también arrastran la tragedia de quedarse sin hogar. El sinhogarismo es esa necrosis municipal, cada vez más visible, que no se trata, ni se amputa, a veces ya ni nos duele.
Decenas de personas siguen deambulando y muriendo en nuestras calles y cientos de miles de personas siguen llegando, en busca de un hogar, a nuestro país. Ucrania nos despierta la solidaridad y la filantropía que no despertó nunca el soñador de Y., ni Abdesslam, ni Khadija, ni Mussa, ni Baba, ni Fátima…
Concentración de ‘La calle mata’ en la Plaza del Carmen el 8/4/22
Quiero soñar, como sueña Y., parada al frente de cualquier escaparate que evoque un atisbo de esperanza para todos y todas. Erradiquemos el sinhogarismo con soluciones dignas para todas las personas, vengan de donde vengan, sueñen lo que sueñen.
#HousingFirst #Sinhogarismo #ViviendaDignaParaTodas
Jemi Sánchez, Directora de la Consultoría Social de Startidea