Israel Navarro y las labores sociales en tiempos de pandemia

Israel empieza hablándonos de su pasado, de su mente inquieta que le impulsó a montar un grupo con unos amigos, persiguiendo el objetivo de compartir con otros todo aquello que emprendía, y cómo eventualmente se movió hacia la colaboración social.

Una vez nos ha puesto en antecedentes, se lamenta por la visión excesivamente negativa que se tiene a día de hoy de la Iglesia y las ONG con las que colabora. “La gente se queda con 2 o 3 barbaridades que oye, pero se olvida de la labor social que llevamos a cabo”.

Nos explica cómo gracias a la música han logrado reunir a diversos grupos sociales y arropar a los más necesitados. Sin embargo, estas actividades desgraciadamente tuvieron que ser interrumpidas durante el año pasado. “La vida nos debe todas las salidas del año pasado”, afirma.

Al igual que otros que también se dedican a actividades sociales y culturales, Israel se describe como abandonado. Añade que quizá también tiene parte de la responsabilidad, por no dar a conocer la importancia real de su trabajo, porque la caridad no es sólo alimentos. Hay quien necesita objetos tan dispares como líquido para sus lentillas, medicamentos o compañía.

Israel concluye hablando de cómo para él la idea de una empresa no equivale a un conglomerado oficinista angustioso, sino a llevar al máximo la forma de uno de hacer las cosas, y cómo esto ha dado forma a su banda como una forma de involucrar a otros hasta lograr empaparles de que todos reman en la misma dirección.

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