Por eso mismo, llevamos siete meses trabajando para ofrecer posibilidades de gobierno a un equipo que tiene problemas para entenderse entre las tres formaciones que lo forman. Los presupuestos son uno de los ejemplos que reflejan lo que digo. Desde el primer minuto pusimos sobre la mesa, en las reuniones mantenidas con el equipo económico, de sacar adelante unos presupuestos que garantizaran el futuro de la ciudad. La situación económica del Ayuntamiento es mejor que la de hace tres años, gracias al trabajo que realizamos durante el mandato anterior, con un ahorro de más de 30 millones de euros sin recortar ni un solo derecho social. Además, el equipo de gobierno se ha encontrado con otro elemento muy positivo, la venta de unas parcelas en la zona del PTS que van a inyectar una importante cantidad de dinero líquido que debería ser aprovechado para invertir en los barrios, especialmente en aquéllos que más lo necesitan y que más problemas tienen en materia de equilibrio territorial.
Entendemos que esa ya es una buena plataforma de lanzamiento para abordar un programa económico que permita diseñar el modelo de ciudad que Granada merece. Porque para eso sirven unos presupuestos. Por eso le dijimos al bipartito que si las cuentas aportaban partidas para un programa de peatonalización de todo el centro, o una ampliación del Metro que uniese la Chana con el distrito Genil, de manera que también sirviese de cabeza de puente para otra plataforma que acerque a los usuarios del aeropuerto a la capital, si apostaban por una modernización real de la flota de transporte público para que los buses sean no contaminantes, si se hacían aportaciones para que el área de Igualdad creciese y aportase herramientas para luchar contra la violencia de género, si se empezaba a trabajar en la elaboración de un nuevo Plan General para el desarrollo urbano de la Granada de los próximos 50 años, si no había un recorte en derechos sociales, si se duplicaba el presupuesto en cultura, el voto del PSOE sería afirmativo.
En materia de servicios públicos nuestras peticiones son muy claras. Durante tres años conseguimos que Granada recibiese el distintivo de excelencia en la prestación de servicios sociales, reconocimiento que entregan los especialistas españoles en este sector. Solo cuatro capitales de provincia lo obtuvieron la primera veza que fuimos reconocidos. En ese certificado se acreditaba que el de Granada era uno de los ayuntamientos españoles que más presupuesto dedican a recortar la brecha social. Lo que pedimos es que no se ponga en riesgo todo lo que se consiguió: pedimos mantener el servicio municipal de ludotecas, duplicar las ayudas a los colectivos sociales, recuperar el plan de ayuda a personas inmigrantes, reforzar los centros de servicios sociales de nuestra ciudad, en especial para sacar adelante expedientes relacionados con la dependencia planes de empleo, etc.
Sin embargo, no hemos recibido respuesta alguna sobre nuestra propuesta, más allá de una afirmación del señor Salvador en la que afirmaba que VOX, el partido del veto parental, de la persecución a las mujeres víctimas de violencia de género, el que criminaliza a niños y niñas, es su opción preferente. En ese escenario es difícil trabajar por una ciudad que mire al siglo XXI, aunque no vamos a perder la esperanza porque para nosotros y nosotras, Granada es lo más importante y haremos cuanto esté en nuestra mano para que sea el futuro el horizonte al que mirar, y no un pasado que ha conducido a Granada a episodios que es mucho mejor olvidar. Por lo que se refiere a nuestro trabajo, no va a decaer, por mucho que la voluntad del gobierno sea otra. Nuestra función es la de propiciar que esta ciudad no pierda el proyecto del que fue dotada durante el mandato anterior, algo que hicimos gracias al contacto diario que mantenemos con una ciudadanía situada en el centro de nuestro trabajo político y que es nuestra aliada y de quien somos un modesto altavoz en este camino para hacer tu Granada, la Granada de todos y todas.