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El uso del hambre como táctica de guerra empuja a 300 millones de personas a una crisis alimentaria extrema

  • La Resolución 2417 de Naciones Unidas fue aprobada el 24 de mayo de 2018, y condena el uso del hambre como método de guerra y establece que provocar la inanición de civiles puede constituir un crimen de guerra. Exige que todas las partes en conflicto permitan el acceso humanitario sin restricciones y protejan los recursos esenciales para la supervivencia de la población civil
  • Los conflictos armados son la causa primordial de que casi 300 millones de personas se encuentren en una situación de hambre extrema. El desplazamiento forzoso aleja a las personas de sus medios de vida, destruye infraestructuras básicas, impide el acceso a los servicios básicos, quiebra las redes de apoyo mutuo y altera el funcionamiento de los mercados alimentarios, entre otros.
  • En Gaza, el bloqueo de la ayuda humanitaria ha provocado una crisis extrema, con el 93 % de la población en situación de inseguridad alimentaria y decenas de miles de niños y mujeres embarazadas y lactantes en riesgo por desnutrición. En Sudán, más de 25 millones de personas dependen de ayuda de emergencia, mientras las partes en conflicto obstaculizan deliberadamente su acceso, agravando una tragedia silenciosa que afecta especialmente a la infancia.
  • Acción contra el Hambre exige el fin de esta práctica y la protección de la población civil.

 

Hace siete años, el 24 de mayo de 2018, el Consejo de Seguridad de la ONU envió una señal histórica con la Resolución 2417, aprobada por unanimidad: condenó la inanición deliberada de civiles como un crimen de guerra y comprometió a todas las partes en conflicto a garantizar el acceso de los actores humanitarios. «La prohibición del uso del hambre como arma de guerra ya estaba recogida por el Derecho Internacional Humanitario desde 1977. La Resolución 2417 de 2018 vino a dar un impulso político a su cumplimiento. Desde entonces, si bien el uso del hambre como arma de guerra ha llegado instancias judiciales internacionales, su práctica como método de conducir las hostilidades continúa siendo utilizado en muchas crisis. Además, el hambre es un arma barata y silenciosa», expresa el director de Incidencia y Relaciones Institucionales de Acción contra el Hambre, Rafael de Prado. En este enlace podéis colaborar con Gaza

Gaza y Sudán, epicentros de uso del hambre como arma de guerra

La situación humanitaria en la Franja de Gaza es catastrófica. Desde principios de marzo apenas se ha permitido la entrada de suministros de ayuda en la zona. Faltan alimentos, agua potable y medicinas. Según el último informe del IPC (Clasificación Integrada de Fases de la Seguridad Alimentaria), 1,94 millones de personas -el 93 por ciento de la población- se ven afectadas por la inseguridad alimentaria grave. La situación es particularmente dramática para la infancia: alrededor de 71.000 menores de cinco años están en riesgo de sufrir desnutrición aguda. Decenas de miles de mujeres embarazadas y lactantes también necesitan ayuda médica urgente. Las previsiones apuntan a un mayor deterioro si las condiciones de acceso de las organizaciones humanitarias a las personas en situación de necesidad no mejoran. La muy limitada reanudación de las entregas de ayuda en los últimos días es insuficiente para evitar el riesgo de hambruna. Por otra parte, desde abril de 2023, Sudán vive la peor crisis alimentaria de su historia: casi 25 millones de personas dependen de la ayuda humanitaria y más de ocho millones se enfrentan a la hambruna. La infancia se ve especialmente afectada: 3,2 millones de niños y niñas sufren ya desnutrición aguda.

El hambre como arma de guerra es una violación del derecho internacional

«Los conflictos armados siguen siendo uno de los principales impulsores de crisis alimentarias agudas. Las guerras desplazan a millones de personas y les roban sus medios de vida. Se destruyen infraestructuras vitales como hospitales, suministros de agua y mercados. El suministro de ayuda vital se ve gravemente obstaculizado. En muchas regiones en conflicto, las organizaciones de ayuda ya no pueden llegar a las personas más afectadas, con consecuencias mortales para millones de personas», añade Rafael de Prado. Desde Acción contra el Hambre exigimos que el hambre nunca se utilice como arma de guerra: «Ya es hora de poner fin a la instrumentalización del hambre por motivos políticos, que afecta a los colectivos más vulnerables como la infancia, y garantizar la protección de la población civil», concluye De Prado.