El 6 de julio se celebra el Día Mundial del Desarrollo Rural. Tras el Día de las Cooperativas, recordamos que el trabajo colectivo también impulsa el futuro de nuestros pueblos.
Cada 6 de julio se celebra el Día Mundial del Desarrollo Rural, una fecha que pone en el centro a las comunidades rurales, sus desafíos, su sabiduría y, sobre todo, su papel fundamental en el sostenimiento de la vida.
Justo un día después del Día Internacional de las Cooperativas, esta coincidencia nos recuerda que muchas de las soluciones para el medio rural pasan por el trabajo en común, la economía social y el arraigo al territorio. Cooperar y habitar nuestros pueblos son acciones profundamente conectadas.
En un mundo cada vez más urbano y acelerado, este día nos recuerda que el campo no solo alimenta, también conserva, cuida y construye alternativas sostenibles frente a modelos agotados. La vida rural es un patrimonio vivo que debemos proteger.
El desarrollo rural no es solo una cuestión agrícola. Hablamos de acceso a servicios básicos, conectividad, educación, cultura, economía local y participación ciudadana. Hablamos de dignidad para quienes viven en pueblos, aldeas o zonas alejadas de los grandes núcleos urbanos. Hoy en día, miles de personas siguen apostando por habitar estos territorios, pero no sin dificultades: despoblación, falta de infraestructuras, desigualdad digital, empleo inestable o abandono institucional son algunos de los retos que enfrentan.
En Andalucía, y muy especialmente en la provincia de Granada, el entorno rural forma parte esencial de nuestra identidad. Comarcas como la Alpujarra, el Altiplano o el Poniente granadino son ejemplo de resistencia, innovación y comunidad. Gracias al impulso de cooperativas agrarias, redes vecinales, iniciativas de economía social o proyectos culturales que nacen en el territorio, muchos pueblos están demostrando que hay futuro posible más allá de las ciudades.
Desde Granada Social queremos reivindicar este 6 de julio como un día para mirar al campo no con nostalgia, sino con respeto y compromiso. Porque allí también se innova, se crea y se construye el mañana.
El desarrollo rural no es un lujo ni una opción: es una necesidad urgente para equilibrar nuestro territorio, garantizar el bienestar de toda la población y enfrentar los desafíos climáticos y sociales de nuestro tiempo.