La UGR repasa la historia gitana: «hay un trato desigual con los refugiados ucranianos»

Vejado. Esclavizado. Torturado. Exiliado. Utilizado. Discriminado. Exterminado. Por si fuera poco, ahora, en Ucrania, atado a postes de luz con cinta adhesiva y asesinado. Así ha vivido el pueblo gitano desde que llegó a  Europa a mediados del siglo XV. 

Es jueves 21 de abril. Hoy, con motivo del pasado Día Mundial del Pueblo Gitano, el 8, la Facultad de Ciencias de la Educación, en la Universidad de Granada, acogió la mesa redonda Historia y Cultura Gitana. Antigitanismo. La presentó Ana Romero, coordinadora de la Fundación Secretariado Gitano, que recordó la diferencia de trato entre las personas refugiadas gitanas y las caucásicas.


Porrajmo es un término romaní. Significa devoración. Rafael Buhigas, el primer ponente, narró el holocausto gitano durante la Segunda Guerra Mundial. Asesinaron en torno a 800 mil personas gitanas, en torno al 50% del total. Resalta que no hubo huida masiva en el holocausto, el Porrajmo. También la creación colectivo gitano organizado, en 1944, que con piedras y palos impidió su exterminio.



El Porrajmo no fue el primer agravio al pueblo gitano. En realidad, la prueba está en la dificultad para encontrar fuentes documentales, lo que demuestra su ninguneo en la investigación académica. Aun así, hay algunas, de las que se valió Alejandro Heredia para explicar el periplo gitano en su llegada a España: algunos reyes los exiliaron y otros los utilizaron como mano de obra barata. Los esclavizaron. Destacan hechos como la Gran Redada de 1749, una noche en la que encarcelaron a 9 mil romaníes.



Una de las primeras zambras de Granada perteneció a la familia Amaya. De ella desciende Dolores Maldonado, licenciada en historia y tercera ponente. Así, explicó el asentamiento gitano en las cuevas del Sacromonte: la época dorada en la que se revalorizó el arte de las Zambras, su contraste con la dureza cotidiana o las inundaciones de 1963.



Francisca Cortés asevera: “el antigitanismo es una forma específica de racismo, que también es institucional”. Con todo esto, la licenciada en derecho, última ponente, repasó los estereotipos que sufre el pueblo gitano: que todos son artistas o ladrones. Esto se traduce en el mercado laboral (más de un 50% de desempleo) o en las pocas investigaciones. “Todos discriminamos, tenemos que darnos cuenta y desactivarlos”, sentenció. 

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