#HistoriasDeTalento | Desde el bar del barrio de toda la vida, donde la señora María tiene los pepinillos en vinagre junto a los grifos de la cerveza, hasta la cafetería-librería moderna, donde disfrutar de las líneas de un bueno libro saboreando el aroma del mejor café de la ciudad. Todos los bares son un punto de encuentro cultural en el que compartir nuestras historias y nuestro tiempo. Por formar parte de nuestra cultura, los locales de cercanía son también un elemento más de «lo social». Porque seguramente, al menos una vez en tu vida, le has dicho a un buen amigo: «Nos vemos luego en el bar».
Hoy contamos con la visita del propietario de uno de esos bares que son punto de encuentro social. Federico Acosta es un granadino de pro, aunque sus orígenes sean gaditanos. Él, como tantos otros, quedaron enamorados de esta tierra desde el mismo día que la pisó. Turistólogo, pronto empezó a trabajar en empresas vinculadas con sus estudios, hasta que la vida, hace 20 años, le hizo convertirse en un joven emprendedor decidido a todo. Luchador, ha resistido los momentos más complicados al pie del cañón, teniendo siempre en mente la fe en si mismo. Y como todo trabajo tiene su recompensa, hace unos años apareció en escena «El Bar de Fede». Un lugar de encuentro en la vanguardia del ocio y la restauración granadina. Un espacio con el sello indiscutible de Fede y, sobre todo, un lugar donde conviven todas las realidades posibles sin importar la edad, tendencia sexual o clase social.
Esta es la conversación que hemos mantenido con Fede, un ser de los que sorprenden por su calidad humana, su valentía y su generosidad.