Cáritas Diocesana de Granada invirtió 6,8 millones de euros en 2022 para ayudar a 7.200 personas en un año marcado por la inflación.
- Incrementa un 17% el número de personas atendidas.
- Más del 40% llegó al inicio del coronavirus y no han conseguido salir de la espiral de la exclusión social.
- El 30% son nuevos casos afectados por el encarecimiento del coste de la vida.
- 7 de cada 10 personas atendidas, en edad de trabajar, están en paro.
Cáritas Diocesana de Granada, 15 de junio de 2023
Según el informe presentado por el delegado episcopal y la directora de Cáritas Diocesana de Granada, Alfonso Marín y Luisa Mª Maeso, la nueva crisis inflacionista, está afectando a muchas familias vulnerables, incrementando aún más el riesgo de enquistamiento o cronificación de las situaciones de exclusión social.
La entidad de la Iglesia católica ha invertido en el último año 6,8 millones de euros en ayudar y mejorar las condiciones de vida de 7.216 personas en la diócesis de Granada. Esta cifra es un 17% superior a la registrada en 2021.
El balance de actividad refleja aún, el mar de fondo que dejó el tsunami de la pandemia, donde muchas de las personas que llegaron a Cáritas al inicio del coronavirus han continuado en la red de acogida durante 2022. A este 43% se han sumado nuevos casos de personas afectadas por el encarecimiento del coste de la vida (31%).
Refuerzo de las ayudas de emergencia
Muestra de ello es el destacado aumento de los recursos destinados al programa de acogida y atención primaria, con una partida superior al millón de euros (1.185.234€) para la cobertura de necesidades básicas de 6.233 personas. Gracias al compromiso e implicación de las comunidades parroquiales y a la dotación extraordinaria de ayudas de primera necesidad concedida por la Junta de Andalucía.
En total, 555.404 euros se han destinado a ayudas de emergencia para el pago de alquileres, hipotecas y suministros, lo que supone un 55% más de recursos con respecto al año anterior.
Los recibos aumentan y cada vez cuesta más pagar las facturas
El análisis de datos recopilados en el programa muestra que el 42% de la población atendida ha tenido dificultades para pagar el alquiler o las facturas de suministros. Un 17% ha recibido avisos de corte de suministros y un 7% ha sufrido algún tipo de amenaza de expulsión de su vivienda (inmediata o no). Como estrategia de afrontamiento y subsistencia, el 25% se ha visto obligada a recurrir al cambio de vivienda (4%), compartir piso (10%), acogida en casa de familiares (5%) o incluso optar por el subarriendo habitacional (6%) por cuestiones económicas.
El dilema de pagar el alquiler y los consumos o comprar comida
Junto a la vivienda, la alimentación es el capítulo de gasto al que las familias están dedicando la mayor parte de sus ingresos, y los que están soportando el mayor incremento de los precios. El 86% de las personas atendidas han tenido que reducir el gasto en alimentación, un 68% han dejado de comprar productos frescos ante la subida de precios y un 10% no disponen de recursos para comprar medicación, accesorios sociosanitarios (prótesis, gafas, audífonos) o acceder a tratamientos bucodentales. “Ante este contexto hemos reforzado la cobertura de ayudas en salud y en alimentación, duplicando incluso, las ayudas de las tarjetas monedero, para poder cubrir las mismas necesidades y facilitar a las familias la adquisición de alimentos frescos”, ha señalado Luisa Mª Maeso en la presentación del informe.
Mayor vulnerabilidad de los hogares con presencia de niños y niñas
Entre los hogares con graves dificultades para satisfacer sus necesidades básicas se encuentran, sobre todo, los que viven en régimen de alquiler (57%), con presencia de niños y niñas en edad de estudiar (44%), el desempleo de alguno o todos sus miembros activos (74%) y la ausencia de ingresos estables.
“La subida de la cesta de la compra supone un problema añadido para estas familias que viven la angustia de no poder llevar una buena alimentación a sus hogares y el dilema continuo de pagar el alquiler y los consumos o comprar comida”. Cabe destacar que el 52% no disponen de ningún tipo de ingreso y un 32% perciben prestaciones sociales y ayudas de instituciones, de las cuales sólo un 5,7% perciben el ingreso mínimo vital.
Los datos apuntan a una mayor incidencia de la exclusión en las mujeres (65%), especialmente en los hogares encabezados por una mujer sola con la responsabilidad exclusiva de la crianza de los menores (21%), que se ven obligados a recurrir a estrategias de reducción de gastos en mucha mayor medida que el resto, con el impacto que ello conlleva en las condiciones de vida y las oportunidades de futuro de esos niños y niñas. “En este sentido – explica Maeso – los programas educativos de Familia, Mujer, Infancia y Juventud, ofrecen un soporte integral a estos hogares, realizando también un seguimiento y apoyo específico a menores y jóvenes”.
7 de cada 10 personas atendidas, en edad de trabajar, están en paro
A este escenario, se suma el debilitamiento en el crecimiento del empleo, donde Granada sigue siendo una de las provincias con mayor tasa de paro del país según datos de la Encuesta de Población Activa. A pesar de las dificultades, 210 personas han conseguido trabajo, 228 han mejorado sus competencias digitales, sociales y laborales, y 111 han accedido a formación laboral para mejorar su cualificación en el Programa Diocesano de Empleo.
Cabe destacar que más de la mitad de las personas que acceden a este programa son mayores de 45 años, quienes presentan una probabilidad de descarte a la hora de acceder a un empleo, dadas las exigencias del mercado laboral. “La formación en puestos de trabajo de empresas colaboradoras, ofrecen a estas personas la oportunidad de darse a conocer y demostrar sus capacidades en un entorno real de trabajo, postulándose como futuros candidatos”.
El 65% de los recursos invertidos proceden de fuentes privadas
“Gracias al apoyo de estas empresas colaboradoras y a la generosidad de miles de socios y donantes que han confiado en Cáritas para ayudar a los más desfavorecidos, hemos podido completar el 65% de los fondos privados con cerca de cuatro millones y medio de euros (4.478.737€)”. Junto a ellos destaca la inversión realizada por las distintas administraciones públicas con 2.337.241€ en la financiación de los programas. Los capítulos con mayor dotación de recursos corresponden a los centros socio sanitarios “Santa Isabel” y “Oasis” de atención a personas mayores y discapacitadas (2.916.833€), el Centro Integral de Empleo (654.563€) y los programas educativos de Familia, Infancia y Juventud, Mujer e Inmigrantes (281.215€).
60 años de “amor por los demás”
Por su parte el delegado episcopal Alfonso Marín ha expresado el reconocimiento y gratitud a todas las personas que contribuyen con la labor de Cáritas: agentes voluntarios, suscriptores, donantes y empresas colaboradoras. “Y a todas aquellas que las han precedido en estos 60 años de historia. Generaciones de personas que han dedicado su tiempo, cariño y tesón, con su cercanía a los pobres”. Desde sus inicios, la institución de la Iglesia granadina ha ido evolucionando y reinventándose para dar respuesta a las necesidades sociales emergentes de cada época. En 1962 con el reparto de la Ayuda Social Americana y la entrega de colchones a los damnificados de las tormentas que destrozaron parte del Sacromonte en 1963. O en las inundaciones de 1973 que afectaron los municipios de La Rábita, Guadahortuna, Albuñol e Iznalloz. “Siempre que se nos ha necesitado, sea en la circunstancia que sea, hemos estado ahí. Y así continuará siendo gracias a tantas personas extraordinarias que colaboran y entregan lo mejor de sí mismas: el amor por los demás”.
“Este valioso legado – afirma Marín – nos invita a todos a ser sembradores de bien, de justicia y de caridad para un mundo más humano justo y pacífico”.