La dirección del centro, de la mítica calle Molinos, en el Realejo, asegura que lleva casi una década reclamando un toldo a las administraciones públicas. Su ausencia impide al alumnado salir al recreo y a Educación Física en los días de lluvia y también en los de mucho sol, corren el riesgo de insolación. De momento, el AMPA empieza a buscar vías de financiación alternativas.