Granada Social

No hay nadie que no necesite ayuda, por un motivo o por otro

En Granada Social, desde hoy, los sábados serán el momento de reflexión de la semana. Un amplio abanico de expertos en Comunicación Social tendrán en esta plataforma una tribuna para reflexionar sobre la comunicación, el periodismo y la participación ciudadana. Este espacio lo inauguramos con un colaborador de renombre, una de las figuras más destacadas en el estudio del periodismo y la investigación universitaria. Hoy contamos con la reflexión de Luis Núñez Ladevéze. Comenzó su carrera profesional como profesor de derecho civil en la Complutense en el departamento de Antonio Hernández Gil, quien era el supervisor de su tesis doctoral en derecho. También fue director del gabinete de comunicación parlamentaria española durante la presidencia de Hernández Gil. En 1977, se convirtió en profesor titular en la Facultad de Periodismo de la Universidad Autónoma de Barcelona. En 1978, finalmente se trasladó a la Universidad Complutense de Madrid como profesor principal, donde ha sido director del Departamento de Periodismo y Vicedecano de la Facultad de Ciencias de la Información y Comunicación. Ladevéze ha trabajado como periodista en diferentes medios en Madrid, tanto en televisión como en prensa: director del Departamento de Investigación de RTVE, fundador y primer editor en jefe y editor de opinión de «Nuevo Diario» y » Diario 16 «, editor del Periódico “ ABC ”, Director Ejecutivo del periódico “Ya”, donde estuvo a cargo de las secciones editorial y Colaboraciones, fue periodista colaborador en la sección de revisión literaria de los periódicos “Informaciones” y “El País”.

Colaboró ​​en las páginas de opinión editorial de los periódicos » El Mundo «, «ABC», «Expansión» y «Gaceta de los Negocios». En este último, escribió artículos de opinión política y críticas teatrales y literarias. Fundó y es Presidente Honorario de la Asociación de Niños y Comunicación (Asociación Infancia y Comunicación), especializado en miembros vulnerables del público y las nuevas tecnologías. Actualmente es profesor emérito en la Universidad CEU San Pablo.

Luis Núñez Ladevéze (Madrid) | Me pide mi amigo Álvaro de la Torre Araus director de Granada social que escriba unas líneas sobre el proyecto de esta iniciativa administrada por startidea que tiene por fin promover un entorno de colaboración para promover la participación voluntaria de los granadinos en todo cuanto pueda redundar en beneficio de sus vecinos y resolver las dificultades que en toda sociedad compleja padecen tantas familias y personas.

Solo faltaba que me resistiera a esta apelación de Álvaro, a quien conocí hace ya mucho tiempo cuando él era estudiante de la universidad donde yo era profesor. Hoy, Álvaro, es un periodista especializado en tecnología digital y sabe de estas cosas mucho más de lo que yo pude enseñarle en su día. Al invitarme a esta colaboración muestra que algo principal de lo que enseño ha fructificado para llevar a la práctica lo que yo no sabría hacer. Cada cual puede colaborar como le parezca con la invitación que se ofrece. Dedicar tiempo y esfuerzo para hacer algo que pueda servir a los demás, es el modo más efectivo de ayudarse socialmente. La limosna pasajera vale de poco, a lo más para compensar el agobio que sacude a la conciencia cuando se encuentra ante la experiencia directa del sufrimiento ajeno. Pero la incertidumbre de la vida está siempre presente, aunque uno no lo advierta, porque tiene manifestaciones contantes que a todos alcanza de una u otra manera. Yo sé que puedo colaborar respondiendo a esa solicitud suya haciendo lo poco que sé hacer con provecho para otros, como escribir, pues a ello me he dedicado profesionalmente. Tampoco voy muy allá en ese menester, pero es lo que el director de esta web me ha pedido que haga porque sabe que es lo mejor que podría aportar.

No hace falta escribir ni leer mucho para entender que ese es el problema principal que compromete a todo grupo humano. Cómo ayudarse unos a otros. Desde que Platón escribió La República disponemos también de una respuesta sobre cómo podemos distribuir con más eficacia social la ayuda que podemos prestamos. No hay nadie que no necesite asistencia, por un motivo o por otro. Nos llama la atención sobre todo el infortunio material, es decir, la falta de medios para atender a las necesidades urgentes de la vida. Pero las personas tienen muchas necesidades diferentes y no hay un modo de producir los remedios que han de obtenerse para atender a todas las causas de infortunio.

Esto tiene que ver con la página web que ha diseñado startidea. Es resultado de un proyecto para usar un instrumento de colaboración cuyo manejo no está igualmente al alcance de todos. Del mismo modo que un bisturí, en manos de un arquitecto, no sirve como regla de cálculo, tampoco una regla de cálculo sirve como bisturí en las manos de un cirujano. ¿Cuál de las dos es socialmente más necesaria o apremiante para resolver los complejos problemas que afronta una sociedad cada vez más cualificada y técnica que necesita arquitectos para construir hospitales y cirujanos para usar bisturíes? No hay modo alguno de distribuir la utilidad de los bienes por anticipado, porque tampoco lo hay para equilibrar los remedios disponibles para satisfacer todas las necesidades humanas por apremiantes que sean. Lo único seguro es que la respuesta a la solicitud d de participación, nacida de la generosidad de colaborar cuando se sabe requerida sin engaño, es un remedio prácticamente infalible. Cada cual aporta lo que sabe porque eso es exactamente lo que puede aportar.

Las necesidades se reproducen porque cambian los medios técnicos y con ellos la apreciación de lo superfluo y de lo necesario, de lo útil y de lo estéril, de lo conveniente y lo desdeñable. En la vida humana reglamentada por las nuevas tecnologías, casi todos los medios eficaces son específicamente técnicos, como lo es una página web. Si vemos una serie de televisión que muestre cómo era la vida en el siglo XVIII podemos preguntaremos cómo era posible que, incluso pudientes antepasados todavía próximos a nosotros, pudieran vivir sin luz eléctrica, agua corriente ni calefacción. Cualquier persona media cuenta hoy con más facilidades para leer por la noche, calentarse en invierno y asearse por las mañanas que el más refinado aristócrata al fin del Antiguo Régimen. No dejará, sin embargo, de ser menesteroso en otros muchos aspectos. La vida nunca da lo suficiente para sobrevivir sin necesidades, incertidumbre, pasión, alegría, sufrimiento o tristeza. Incluso el más poderoso sucumbirá al irremediable castigo de la enfermedad o del accidente fortuito, por mucho que confíe en la eficacia de los recursos que pueda administrar. En último término nacer y morir son los únicos acontecimientos que nos igualan a todos.

El sufrimiento y la alegría, la pena y la autoestima, el pesar y la satisfacción no son bienes divisibles ni males irremediables. Las bienaventuranzas nos enseñan que hay que dar de comer al hambriento y de comer al sediento. Cuánto hay que dar, a quién y cuándo no lo sabemos. Lo que sí sabemos con seguridad es que una página como esta de Granada social es una labor que contribuye al alivio. Quienes puedan ayudar que lo hagan por su propio deseo, por su afán de cooperar con los que padecen y sufren, que respondan cuando puedan a esta invitación a participar en una tarea de convivencia compartida

Es una página cualificada, un instrumento ideado por quien sabe hacer algo que otros no saben hacer. Como aportación a la utilidad social de todos, es una apelación esperanzadora que merece ser oída. Reproduce esa llamada constante que nos liga a los albores primitivos, la que ya escuchó el hombre de las cavernas o el de las selvas boreales. No debe oírse de una manera tan inexpresiva que oculte el fondo de su patetismo. Porque cuando esa incitación esconde su trasfondo dramático se excluye de la condición humana.

No nos distinguimos de los animales por guarecernos o no en cuevas. Nos distinguimos de los animales por pintar en ellas. No nos distingue coger frutos de los árboles, nos distingue sembrar los frutos en la tierra y recolectarlos. No nos distingue cazarlos para comer, nos distingue de ellos cocinarlos a fuego. No nos distingue tampoco alimentarnos de peces de ríos o de mares, sino que usemos cañas o redes para pescarlos. A todas esas actividades que nos separan del reino animal, ese conjunto de acciones que los animales no pueden imitar más que muy limitadamente, pero que los niños pueden aprender con espontánea facilidad, se llama técnica. Es la técnica que evoluciona hasta llegar a esta página web de Granada social sin que cambie lo sustancial del relato. El hombre fabricó hachas de sílex como ahora elabora páginas digitales para hacer lo que antes no se podía hacer, para bien o para mal, sin colaboración. Y lo relevante de esta aportación de startidea es que es una página para promover la colaboración social, recabar información y amparar a conocer quiénes necesitan ayuda.

Páginas como estas permitan alcanzar objetivos que sin ellas no serían accesibles. Nacen de la ilusión, no emanan de la ambición, brotan de esa misma conciencia que mira a las praderas no solo para cazar alentado por la necesidad de satisfacer el hambre, ni solo contempla la luna porque el instinto incita a aullar en la noche, ni solo se acerca al río para satisfacer la sed que se padece. Otea las praderas, vigila la mansedumbre cristalina de las aguas que fluyen, y contempla las estrellas para deleitarse embargado por el espectáculo grandioso que le fascina:
“Sobre la clara estrella del ocaso,
como un alfanje, plateada, brilla
la luna en el crepúsculo de rosa
y en el fondo del agua ensombrecida…
¡Oh tarde como aquella y río lento
de sombra cristalina!…
Sobre la clara estrella del ocaso
la argéntea luna brilla”,

Así escribe el poeta Antonio Machado tal vez para expresar gráficamente la intención que suscita en su mirada el recuerdo del paso de una mujer cuya figura no deja disipar en el olvido.

Lo que puede enseñar esta página web es que nos guíen los sentimientos que nos brotan cuando contemplamos cómo el sol se esconde tras montañas o naufraga en el océano. No hay modo de colaboración colectiva más eficaz que la participación en los sentimientos humanitarios que nos conmueven. Eso es lo que tiene de colectivo esta página. Motiva a una participación colaborativa. Unos la atenderán de un modo, otros de otra manera. Yo respondo con lo que me han pedido que haga que es lo poco que sé hacer. Espero que esta contribución sea de utilidad tanto para la iniciativa de la web como para los que la secunden difundiéndola. Enhorabuena porque estoy seguro de que este viaje que se inicia llegará a buen puerto mientras siga ante el timón un diestro timonel.

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