Nos vamos a necesitar

Helena Cueto (Granada) | Cuando hablamos de trastornos de la conducta alimentaria (TCA) nos referimos a un conjunto de alteraciones graves relacionadas con la ingesta de alimentos (restricción prolongada de comida, atracones, obsesión por el peso y la imagen corporal, pérdida de peso,…) asociadas a determinadas anomalías psicológicas (elevado nivel de perfeccionismo, impulsividad, baja autoestima, insatisfacción con la imagen corporal, etc.).

Para mí los trastornos alimentarios son los grandes desconocidos de esta sociedad.Todo el mundo ha escuchado hablar de ellos pero pocos saben lo que hay “más allá de lo que vemos”.Detrás de las dietas restrictivas,la purga,el control ,las obsesiones y los rituales,el perfeccionismo,la exigencia…y todo el circulo vicioso en el que se ven atrapados estos enfermos se esconden experiencias traumáticas,inseguridades,miedos ,baja autoestima y muchas emociones como la culpa,la ira,la frustración,el miedo,la vergüenza,el rechazo y la tristeza. Estos trastornos no son únicamente un signo de problemas con la comida, ese es únicamente el pico del iceberg, reflejan la manera en que algunas personas afrontan su vida, siendo la ingesta del alimento la única manera en la que pueden ejercer algún control ante situaciones y emociones que no dominan y la forma en que pueden calmar su ansiedad.

Se trata de un problema de salud mental que aparece con más frecuencia en la adolescencia debido a la mayor vulnerabilidad que presentamos las personas en esta etapa de la vida, en la que se está formando nuestra identidad y se producen cambios corporales importantes. La incidencia es mayor en mujeres pero cada vez son más los hombres los que también se ven afectados por estos problemas psicológicos.

Además si hablamos de la Anorexia y la Bulimia se trata de dos trastornos en claro ascenso, debido, en gran parte, a un canon de belleza que ensalza la delgadez. Si en 1935 su incidencia en adolescentes era de 7 por cada 100.000, en 1984 era de 35 por 100.000, variando en la actualidad entre 136 y 270 por cada 100.000 dependiendo del país. En España, y según el estudio sobre su prevalencia en España realizado por el doctor Josep Toro el 0,4% de las mujeres entre 14 y 24 años sufriría anorexia, un 1% bulimia y otro 3,5% lo que se denominan trastornos de la alimentación no especificados -pacientes con comportamientos semejantes a la anorexia y la bulimia pero que se mantienen en su peso normal-. «Esto significa que el 4% de estas mujeres tienen un trastorno de la alimentación», afirma el experto en psiquiatría Jose Luis Iglesias, que concluye que la prevalencia de estos trastornos se ha multiplicado por diez en los últimos veinte años.

Ciertos factores genéticos, individuales, sociales y familiares aumentan la vulnerabilidad ante estos problemas psicológicos. Nadie es inmune. En los últimos años una epidemia se ha asentado en las sociedades desarrolladas. Las personas con Anorexia tienen una tasa de suicidio 57 veces más elevada que la población en general. Debemos de concienciar al mundo del gran sufrimiento emocional que hay detrás de estos trastornos. No son jóvenes superficiales preocupados solo por su cuerpo, sino que tienen un mundo interior complejo que les es difícil gestionar. La prevención el mejor antídoto. Somos más que una imagen ¿Y si aprendemos a querernos, respetarnos y aceptarnos tal y como somos? Nos vamos a necesitar.

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