Una economía para hacer felices

En Granada Social tenemos el gran honor de contar con colaboraciones que son todo un apoyo para ser «el lugar de las personas que mejoran la vida de la gente». Hoy publicamos la reflexión de María Solano Altaba, decana de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación de la Universidad CEU San Pablo.

La profesora Solano ha trabajado en las redacciones de ABC, la revista Tiempo, el semanario Alfa y Omega, el Grupo Intereconomía, El Confidencial Digital, donde dirigía la publicación Religión Confidencial, la revista Mundo Cristiano, El Debate de Hoy y, en los últimos cinco años, la dirección de la revista Hacer Familia, de Ediciones Palabra. También ha colaborado con Radio Nacional y la Cadena Cope y ha asesorado a Obras Misionales Pontificias, entre otras instituciones, en materia de comunicación.

María Solano (Madrid) | Una de las grandes falacias de nuestro sistema radica en que cifra cualquier motivación para la producción de riqueza en el rédito inmediato obtenido por cada individuo. El centro de atención se pone en el trabajador que se esfuerza solo en la medida en que le beneficia directamente. Es una argumentación tremendamente simplificada pero permite detectar el origen común de los problemas del capitalismo y del comunismo.

Pero la falacia no se deriva de un problema de teoría económica sino de una mala interpretación antropológica. Y la sociedad moderna lo está consagrando en un mundo marcado por un emotivismo empalagoso obsesionado por conseguir la felicidad a toda costa pero en el que hemos errado en el camino que debíamos escoger para lograrla.

Si repasamos la literatura sobre ética económica, nos topamos con un concepto de felicidad que se ajusta mucho más a la realidad de nuestros corazones. La felicidad nace de la ayuda al prójimo. Y el concepto de economía civil, desarrollado ampliamente en el pensamiento italiano y ampliado a la idea de la economía del bien común, implica poner todos la inteligencia de los negocios, de la organización productiva, de la eficacia, al servicio de un bien mayor.

Y aquí reside la grandeza de la variada propuesta de proyectos sociales que desde asociaciones, ONG, fundaciones, empresas y otras instituciones se ponen en marcha en Granada. Estas entidades tienen por fundamento el de una economía para hacer felices porque su pretensión, tan elevada como lograr que el mundo sea un lugar mejor, tiene como fin último el más grande de los posibles: a la persona, a cada persona, a todas las personas.

Dra. María Solano Altaba | Decana de la Facultad de Humanidades de la Universidad CEU San Pablo

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